El abrazo a la República Popular China (RPC) por parte del presidente de Guyana, Irfaan Ali, durante su visita al país en julio de 2023, pone de relieve una renovada ola de compromiso e influencia chinos en un país que ha pasado en pocos años de ser uno de los más pobres de la región y ambivalente con Estados Unidos, a ser el de más rápido crecimiento y un socio vital de este país.
El descubrimiento y explotación de más de 25.000 millones de barriles de petróleo recuperable en las aguas territoriales de Guyana por un consorcio liderado por Exxon-Mobil impulsó un crecimiento del PIB de más del 25% anual y trajo consigo una avalancha de nuevos recursos procedentes tanto del sector petrolero como de inversores externos.
En octubre de 2022, la RPC y Guyana firmaron un acuerdo de servicios aéreos que allana el camino para vuelos aéreos directos de aerolíneas chinas a Guyana.
La expansión más visible de la huella de la RPC en Guyana han sido los proyectos que sus empresas han ganado a medida que Guyana ha construido su infraestructura comercial y pública.
En los sectores de las telecomunicaciones y la vigilancia, Huawei ha establecido una posición dominante en el país. El gobierno de Ali la ha contratado para ampliar sus sistemas de vigilancia en Georgetown a una arquitectura de vigilancia nacional, empezando por las regiones tres y seis de Guyana, lo que plantea problemas de seguridad de datos y privacidad para los guyaneses.
En el contexto de la nueva oleada de compromisos de la RPC con Guyana, Estados Unidos debe seguir respetando el derecho del gobierno a trabajar con quien desee en pos de su desarrollo. No obstante, Washington debe ser sensible a los arraigados vínculos chinos en Guyana, que se extienden a través de sus empresarios, la comunidad chino-guayanesa y las estructuras de los partidos políticos. En concreto, a medida que China aprovecha esas relaciones para desempeñar un papel externo en la economía en expansión de Guyana, Estados Unidos debe estar alerta ante la posibilidad de que esos vínculos orienten las prioridades del país en una dirección divergente de las de Washington.
El gobierno de Ali, amigo de Estados Unidos, no pretende «elegir» entre Estados Unidos y la República Popular China. Estados Unidos tampoco está en condiciones de «superar» a China… aunque la importante diáspora guyanesa radicada en Estados Unidos y el enorme aunque indirecto papel de Estados Unidos en el sector petrolero de Guyana son importantes bases de influencia. Estados Unidos tiene un interés estratégico en trabajar respetuosamente, pero con atención, con Guyana a medida que su recién descubierta riqueza petrolera continúa transformándola, para preservar la vitalidad de la amistad de Guyana con Estados Unidos, incluso cuando se relaciona con la República Popular China y otros países.